Tras el parto, el suelo pélvico experimenta un importante deterioro en el tono muscular debido básicamente al esfuerzo del parto.

Existen los famosos ejercicios de Kegel cómo prevención a posibles problemas y debilitamiento de esa zona durante el parto.

Aproximadamente un 30% de mujeres sufren de un debilitamiento del suelo pélvico después de dar a luz.

Tras el parto, un ejercicio muy apropiado si el medico no opina lo contrario por alguna razón, es el Pilates, que ayuda a recuperar la tonicidad del suelo pélvico antes de lo normal.

Por supuesto, antes de comenzar las sesiones de Pilates, se debe tener en cuenta que el útero hubiera vuelto a su tamaño normal, la musculatura abdominal no estuviera abierta (zona alba), y que el comienzo a la actividad física debe ser individual y personalizada.

Para ello, es importante en primer lugar, ser consciente de dónde se encuentran los músculos abdominales (ya que esta sensación se pierde durante el embarazo), sentir el suelo pélvico cómo un músculo independiente.

A continuación, hay que trabajar el tono y fuerza de la zona pélvica, sintiendo donde está ubicada la zona pélvica, aprender como contraerla y como trabajarla.

A las dos semanas de practicar Pilates, mejora el control sobre la vejiga. Al mes y medio la sensación de descuelgue constante de la vejiga rozando con la musculatura pélvica se dejará de sentir.

De forma casi natural, se notará que los brazos, piernas y abdominales van recuperando fuerza. La espalda recupera la posición perdida durante el embarazo, y aunque suene extraño, se recupera el suelo pélvico, el equilibrio.

En el plazo de 4 meses, se tendrá pleno control sobre la vejiga. Incluso, se podrá correr sin consecuencias inesperadas, por supuesto, de forma moderada.

La experiencia demuestra que muchas veces la ignorancia e indiferencia de ciertos profesionales no deben condicionar en el inicio de la recuperación.

El embarazo, son 9 meses de cambio hormonal, cambia el punto de gravedad, la espalda se debilita, el tono muscular del suelo pélvico se aminora debido a la presión, y como colofón, si el parto es complejo, las consecuencias posteriores son todavía mayores.

Quizá hace 50 años, las mujeres vivían resignadas a sufrir de por vida el debilitamiento del suelo pélvico tras los partos, pero ahora, es inaceptable. Una zona pélvica dañada, nos impide llevar una vida normal. Nos impide disfrutar del deporte, del sexo y de las relaciones sociales.

Mi recomendación, es que es muy importante hacer un buen entrenamiento, personalizado a ser posible, que nos prepare para el “día del parto”, y posteriormente, no dejar pasar el tiempo, iniciar cuanto antes una buena recuperación, con un buen entrenamiento en Pilates.

A partir de los 7 meses tras el parto, el Pilates, ayuda a recuperar un 90% del tono y la musculatura del suelo pélvico, lo que conlleva poder seguir con una vida sana y normal, sin las complicaciones derivadas de las pérdidas de orina.

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