El aumento de temperaturas, el descenso de la humedad y la mayor cantidad de horas de sol típicos del cambio de estación suelen conllevar un aumento de la sensibilidad cutánea que puede traducirse en sequedad, descamación, prurito, eritema… especialmente en zonas expuestas.

La exposición al sol, además, puede producir reacciones cutáneas, como la erupción polimorfa lumínica, comúnmente conocida como alergia al sol, una reacción del sistema inmunitario desencadenada por la luz solar que se manifiesta en forma de granitos -por ejemplo, en el escote y la cara-, y la urticaria solar, que causa enrojecimiento de la piel, picor y ronchas.

Por si fuera poco, los alérgenos ambientales como el polen, pueden desencadenar una respuesta inmunitaria y además de producir síntomas en la nariz, ojos o bronquios, generar urticaria, erupciones, picores y causar molestias.

En muchos casos suele producirse una dermatitis de contacto alérgica, por ejemplo, al pasar con las piernas o los brazos descubiertos por el campo o tumbarse al césped. Estos casos representan entre el 3 y el 5% de las consultas en dermatología.

Ante la cantidad de consultas que recibe la farmacia en primavera por estos motivos, aunque los síntomas sean similares -en ambos casos se produce una alteración de la barrera cutánea y un aumento de la reactividad– debemos tener en cuenta que la irritación o el picor puede deberse a una alergia o simplemente a una intolerancia, y es recomendable, si se sospecha de alergia, instar al paciente a realizarse las pruebas cutáneas para descartar posibles alérgenos.

 

¿Cómo reducir la reactividad cutánea y cuidar la piel en primavera?

Aunque parezca que la única forma de evitar las alergias de la piel sea evitando el contacto con los alérgenos que nos afecten, la mayoría de cuidados y recomendaciones de la piel sensible en esta época del año son de utilidad también para una piel alérgica:

  • Exponerse al sol de forma gradual y utilizar un fotoprotector solar de amplio espectro. Las pieles sensibles suelen tolerar mejor las formulaciones con filtros físicos, aunque no presenten texturas tan ligeras
  • Seguir una dieta rica en antioxidantes y valorar la toma de suplementos de vitamina B: bajos niveles de algunos subtipos de vitamina B, como la B12, pueden producir dermatitis atópica e inflamaciones de la piel .
  • Utilizar prendas transpirables y ducharse inmediatamente después de hacer deporte, ya que el sudor puede irritar la piel
  • Limpieza, exfoliación e hidratación: es aconsejable utilizar cremas y limpiadores sin perfumes, parabenos ni conservantes. Utilizar un exfoliante suave una vez a la semana también puede ayudar a reducir el picor
  • Optar por cosméticos y maquillajes hipoalergénicos
  • Limitar el tiempo que se pasa al aire libre en los días con altos niveles de polen
  • Si la piel es alérgica y no responde al tratamiento tópico, puede seguirse un tratamiento con antihistamínicos de segunda generación.
  • Confiar en los consejos de los profesionales de su centro de belleza, que le proporcionaran el mejor diagnóstico y tratamiento para su tipo de piel

 

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